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Nuestros hijos, ¿Quién los cuida, quién paga por ello?

Explorando el nexo entre las necesidades del cuidado infantil, la participación laboral de las madres y las políticas familiares

El cuidado infantil ha sido incluido cada vez más con frecuencia en las agendas política europeas. Preguntas como “¿quién debería cuidar de los niños?, ¿cómo?, ¿cuánto y durante cuánto tiempo?” se encuentran en el centro del debate político. Chiara Saraceno contribuye a esta discusión comparando las actuales políticas de cuidado infantil en Europa. La autora también reflexiona sobre el debate del cuidado infantil desde diferente ángulos, incluyendo la conciliación entre trabajo y familia, la igualdad de oportunidades entre géneros y las desigualdades entre los niños.
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Our Children - Who Cares, Who Pays?
Copyright: Alena Ozerova

El cuidado infantil ha sido incluido cada vez más con frecuencia en las agendas política europeas. Preguntas como “¿quién debería cuidar de los niños?, ¿cómo?, ¿cuánto y durante cuánto tiempo?” se encuentran en el centro del debate político. Chiara Saraceno contribuye a esta discusión comparando las actuales políticas de cuidado infantil en Europa. La autora también reflexiona sobre el debate del cuidado infantil desde diferente ángulos, incluyendo la conciliación entre trabajo y familia, la igualdad de oportunidades entre géneros y las desigualdades entre los niños. Combinando estas tres dimensiones Saraceno concluye que el cuidado infantil no tan solo una simple división entre el cuidado familiar, o concretamente entre el cuidado materno y el cuidado no familiar.

 

Un nuevo paradigma del cuidado infantil

La denominada familia del hombre proveedor (male-breadwinner family), caracterizada por una fuerte división de género, en la que los padres apenas se responsabilizan del cuidado de sus hijos y no se espera que las madres participen en el mercado laboral, ha sido un acuerdo bastante reciente. Este modelo prevaleció en la práctica y, particularmente a nivel normativo, en los países del Oeste de Europa durante las primeras décadas que siguieron a la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, desde los años ochenta y noventa se ha ido desarrollando un nuevo modelo normativo gracias a los cambios en los roles de género y la emancipación. En este modelo se alienta a las madres a participar en el mercado laboral, mientras que se espera que los padres participen más activamente en el cuidado de los hijos. También se acepta que los niños muy pequeños sean cuidados (parcialmente) por servicios no familiares.

 

Diferencias entre países europeos

A pesar del apoyo formal dado a este nuevo modelo normativo por parte de los responsables políticos en toda la UE, continúan existiendo diferencias importantes en las políticas y realidades del cuidado infantil entre los diversos países. Saraceno argumenta que a pesar de que “algún tipo de cuidado formal y educación no familiar” dedicado a los niños de 3 a 5 años está bastante extendido en todos los países de la UE, existen diferencias significativas en el cuidado infantil dedicado a los menores de 3 años. El cuidado infantil con apoyo público puede proporcionarse o bien con permisos remunerados y no remunerados, o a través de servicios. Todos los países proporcionan una combinación de ambos, pero en cada uno de ellos varía tanto su composición, como la cantidad de tiempo/cuidado cubierto. Las diferencias en la “brecha del cuidado infantil”, es decir, en la cantidad de semanas no cubiertas ni por los permisos ni por los servicios, es mayor para los menores de 3 años que para los niños mayores. Lo anterior implica que las madres jóvenes en los países menos generosos afrontan mayores dificultades para permanecer en el mercado laboral. Los casos extremos los representan Dinamarca y Polonia.

Ya que los permisos pueden ser remunerados o no remunerados (o escasamente remunerados) y ofrecen diferentes opciones a los padres, la autora utiliza el denominado “permiso efectivo”. Éste es una medida que combina los niveles de compensación y la duración del permiso parental. Además del permiso efectivo, Saraceno considera en su análisis la existencia de incentivos para que los padres soliciten el permiso.

 

Figura 1: Cobertura del cuidado infantil a través del “permiso efectivo” y los servicios con financiación pública, en semanas de trabajo, UE y Noruega 2003-2007  
Nota: Rumanía y Malta no disponen de datos.

 

Los antiguos países comunistas, excepto Polonia, tienen los permisos efectivos más largos (ver Figura 1), pero no cuentan con incentivos para que los padres hagan uso del mismo. Tan sólo se ha encontrado una cuota reservada al permiso paternal en Bélgica, Alemania, Italia, Luxemburgo, los Países Bajos, Portugal y Suecia. Los niveles más bajos de apoyo en términos de permiso efectivo, particularmente para niños menores de tres años, se encuentran en Polonia, Irlanda, Chipre, Portugal, España y, en menor medida, en los Países Bajos. Sin embargo, en algunos de estos países, como Portugal y los Países Bajos, existe una alta tasa de participación laboral entre las madres. En los Países Bajos esta alta participación se explica por la posibilidad de trabajar a tiempo parcial, mientras que en Portugal es posible gracias a la mayor disponibilidad de apoyo en el cuidado infantil por parte de la familia extensa.

 

La participación laboral de las madres: ¿un “sí” o un “no”?

Las diferencias entre países en las políticas pueden ser, en parte, consecuencia de los diferentes modelos culturales y normativos.

Cuando se consideran las opiniones relativas a la cuestión de si “las mujeres con un hijo menor de 3 años deberían tener un empleo a tiempo completo”, como puede verse en la Figura 2, las diferencias entre los países se hacen evidentes, lo que podría explicar parcialmente los diferentes enfoques políticos. Los niveles más altos de aprobación corresponden a los países Nórdicos y Chipre, mientras que los niveles más altos de desaprobación se han encontrado en los antiguos países comunistas y en algunos países del Centro de Europa, como Suiza y Austria. Tras analizar diversas fuentes empíricas, Saraceno argumenta que las preferencias y los valores se encuentran arraigados a contextos específicos. Por lo tanto, puede haber una retroalimentación circular entre políticas y preferencias o valores. 

 

Figura 2: Aprobación/desaprobación del empleo a tiempo completo entre las mujeres con niños menores de tres años

 

Los niños en primer lugar

El papel de las madres como cuidadoras principales no sólo crea desigualdad de género en el mercado de trabajo, sino también un riesgo específico de pobreza entre madres e hijos. Las políticas que han hecho frente a estos problemas lo hacen (1) garantizando una protección especial y apoyo económico y (2) alentando y apoyando a las madres para entrar en el mercado laboral. Recientemente se ha empezado a observar en Europa un cambio del primer al segundo tipo de políticas.

Además, existe una imagen matizada del estudio de las consecuencias que tienen sobre el bienestar infantil la asistencia a servicios formales de cuidado a una edad muy temprana. A este respecto, Saraceno concluye que, más que la edad, lo importante es la combinación del cuidado adecuado de los padres con un servicio estable y de buena calidad.

 

¿Qué deberíamos tener en cuenta?

Al debatir las necesidades y las políticas del cuidado infantil es importante considerar que las subjetividades, el contexto y las relaciones sociales están estrechamente entrelazadas. Las diferencias entre países antes mencionadas son el resultado de una mezcla de valores culturales sobre las obligaciones y necesidades del niño, de las opiniones sobre el mercado laboral y las políticas sociales, y sobre la disponibilidad y el significado de las redes familiares. Es más, el cuidado dispensado por alguien diferente a la madre puede producirse de diferentes maneras y, al igual que la decisión de volver o no a trabajar, depende no sólo de las políticas sino también de la demografía, la proximidad geográfica, el marketing de los servicios, los modelos intergeneracionales y los medios económicos.

 

 

Please note that only the English version is citable as this is the version that has been approved by the author(s). Please cite the PopDigest as: Conkova, Nina (2012): Our Children - Who Cares, Who Pays?: Exploring the link between childcare needs, mothers' participation in the labour market and childcare policies. PopDigest 35. Berlin: Population Europe. Available at: http://population-europe.eu/pop-digest/our-children-who-cares-who-pays. (Date of Access)

This Population Digest has been published with financial support from the Progress Programme of the European Union in the framework of the project “Supporting a Partnership for Enhancing Europe’s Capacity to Tackle Demographic and Societal Change”.